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Resumen Ejecutivo

 

Este trabajo de investigación se centra en el posible impacto económico a largo plazo del sector de la ropa y el calzado de segunda mano en cuatro países centroamericanos: Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador. La investigación revela que el comercio de ropa de segunda mano está creando empleos para cientos de miles de ciudadanos, al tiempo que genera importantes ingresos fiscales para los gobiernos, y es probable que lo siga haciendo en el futuro.

Centroamérica es un actor cada vez más influyente en la industria de la ropa de segunda mano, ya que la gran mayoría de las exportaciones a Centroamérica y Sudamérica proceden de Estados Unidos. Las importaciones de este sector a la región están siendo impulsadas por la demanda de los consumidores. La mayoría de los ciudadanos de los cuatro países analizados viven con salarios relativamente bajos, y la ropa representa una pequeña proporción de sus gastos. La compra de ropa de segunda mano alivia los presupuestos familiares y ofrece opciones a los hogares más pobres. Al mismo tiempo, la demanda de ropa de segunda mano se extiende por toda la escala de ingresos, encontrando clientes entre las clases alta y media, así como entre los que perciben salarios más bajos.

A lo largo de los diez años transcurridos hasta 2021, el valor nominal de las importaciones de este tipo de ropa a estos cuatro países ha crecido en 274 millones de dólares, con Nicaragua experimentando un crecimiento de casi el 280% durante el periodo. Esto, junto con el correspondiente crecimiento económico, refleja la demanda por ropa de segunda mano en la región y demuestra la viabilidad y estabilidad a largo plazo de su comercialización.

Nuestro informe estima que, a principios de la década de 2040, el sector de ropa usada generará más de tres millones de puestos de trabajo en los cuatro países centroamericanos de Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Honduras y aportará cerca de 200 millones de dólares anuales en ingresos fiscales. Dicha industria seguirá siendo una fuente continua de empleo relativamente bien remunerado, de ingresos fiscales y PIB siempre que los gobiernos y los responsables de formular las políticas públicas garanticen la existencia de un entorno operativo competitivo que favorezca el crecimiento del sector a largo plazo.

Este documento sostiene que los gobiernos nacionales tendrán que diseñar políticas que impulsen la comercialización de ropa de segunda mano en los países centroamericanos en lugar de avanzar en políticas industriales proteccionistas que, probablemente, no beneficien a trabajadores y consumidores. La ropa de segunda mano genera una competencia que ayuda a incentivar la innovación tecnológica en todo el sector de la producción textil.

El informe reconoce que muchos de los datos oficiales disponibles sobre la ropa de segunda mano en Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Honduras son, en el mejor de los casos, fragmentarios. Las grandes y medianas empresas de ropa de segunda mano que operan en la zona están demostrando un importante liderazgo en cuanto a su impacto social y medioambiental, lo cual es muy loable.

Sin embargo, al igual que en otros mercados similares, muchos de los empleos siguen realizándose en la economía informal. Más aún, los beneficios sociales, aunque evidentes en el terreno en las comunidades, son más difíciles de cuantificar. Sostenemos que es necesario investigar más en este ámbito para comprender mejor cuáles son los beneficiarios finales del comercio de ropa de segunda mano. Esto permitirá avanzar en políticas sociales más concretas, dirigidas a ayudar a incorporar más trabajadores a la economía formal y a ampliar la seguridad social y los derechos laborales, en particular para las mujeres y los jóvenes.

Este informe se presenta en Costa Rica, que cuenta con una industria de ropa de segunda mano valorada en 125 millones de dólares anuales. Las importaciones de ropa usada de Estados Unidos y Canadá a Costa Rica también han crecido significativamente en los últimos veinte años. La ropa de segunda mano es cada vez más popular entre los consumidores de clase media de Costa Rica, que cada vez demandan más productos ecológicos. Esta tendencia se repite en los cuatro países estudiados en este informe. En toda América Central y del Sur, la industria de la ropa usada se está posicionando como uno de los sectores clave del futuro.